recorrieron océanos y mares en cada anochecer,
y al llegar el día, perecían en los continentes,
con los sueños de sus gentes.
Una noche, en un rincón del universo, entre estrellas y planetas
ambas sombras cruzaron sus miradas, jamás se habían visto
pero sentían que se conocían desde tiempos inmemoriables.
Los contornos sinuosos de sus siluetas se diluyeron en una danza
llena de erotismo, sensualidad y de magia infinita.
y aquello fue lo que les unió hasta el final de sus historias.
El vaivén de sus figuras eclipsaron las miradas de los soñadores,
que desde la Tierra, admiraban la grandeza de las estrellas.
Estaban tan entregadas a su baile contoneante
que olvidaron que el día acechaba, y los rayos se acercaban.
Los amantes sombríos se abrazaron aterrorizados,
esperando el final del idílio que había dado sentido a sus existencias.
Así pasaron horas, minutos o segundos, no sé muy bien la hora exacta,
pero sé que al llegar el día,
las sombras se transformaron en sueños dentro de dos personas,
el firmamento les concedió su deseo...
...Ahora sólo tenían que volver a encontrarse...
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